Marta Guarch-Rubio, vicedecana del grado en Psicología de la USJ, conversó ayer con Laura Zaurín, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la USJ, sobre su libro Psicología de fronteras, en una charla coloquio celebrada en el Edificio Grupo San Valero.

Psicología de fronteras aproxima al lector a las vivencias y la salud mental de las personas que se ven obligadas a desplazarse de sus países y lugares de origen, a través de sus testimonios en primera persona y recogidos por Marta Guarch-Rubio. La publicación ha estado durante varias semanas como el libro de no ficción más vendido de Aragón.

El libro es una selección de veinte testimonios que sintetizan en una obra para el público general los más de 250 testimonios que la investigadora reunió y analizó con objeto de su tesis doctoral. 

Siguiendo sus explicaciones, quedó patente que las personas que migran sufren una serie de duelos, proceso también conocido como síndrome de Ulises, pero que se ve dramáticamente agudizado en las personas que migran por obligación, que han perdido la red de seguridad de sus lugares de origen, lo que les hace encontrarse en situaciones de mucha vulnerabilidad.

Laura Zaurín le preguntó a la autora por el proceso de las personas desplazadas hasta obtener el derecho de asilo, así como del papel que las mafias desempeñan en los movimientos migratorios. «El proceso de obtención del derecho de asilo es largo y tedioso, y puede ser más complejo en función del país de origen o la situación personal de la persona demandante. Esto ocurre una vez que se ha llegado al destino deseado, pero el proceso empieza mucho antes, y durante la etapa del desplazamiento son las mafias, en infinidad de ocasiones, las que controlan estos flujos migratorios”, explicó. 

Al final del coloquio, Marta Guarch-Rubio leyó uno de los testimonios recogidos en el libro para ilustrar algunos de los traumas y pérdidas que padecen estas personas desplazadas. Se trataba del relato de Leyla, nombre ficticio, de 19 años en el momento de la entrevista realizada en Irlanda, una joven de Alepo que tuvo que abandonar Siria a causa de la guerra. Preguntada por Zaurín sobre cómo contribuye el libro a conocer y mejorar la situación de más personas migrantes, la investigadora espera que sirva para reflexionar en valores humanos, identificarnos como personas y generar estrategias que fomenten la convivencia, así como poner sobre la mesa la importancia de la salud mental. “Necesitamos un sistema de salud mental que funcione en nuestra sociedad, y no solo para las personas que hemos nacido y crecido en ellas, sino también para las personas que llegan en las situaciones de precariedad expuestas. El futuro demográfico en Europa no es muy halagüeño debido al envejecimiento de la población, y debemos de ser conscientes de que el 80% de los migrantes son menores de 35 años, un influjo de juventud que necesitamos integrar y acoger”, expuso Marta Guarch-Rubio.

Para finalizar el acto, se reconoció el trabajo de las organizaciones que trabajan sobre el terreno para paliar el padecimiento de estas personas desplazadas, especialmente a Bomberos sin fronteras y Médicos sin fronteras.