La segunda Jornada Bioinformática en Aragón, organizada por el grado en Bioinformática de la Universidad San Jorge, en colaboración con Arahealth, AraBioTech y la SEBiBC, ha analizado los retos y las oportunidades de este sector en crecimiento

En un mundo cada vez más globalizado en el que el desarrollo de la tecnología y los avances de la informática están permitiendo el trabajo con grandes cantidades de datos, la bioinformática se posiciona como un área clave para aplicar el conocimiento informático en la biología y aprovechar el potencial de los software a la hora de investigar en medio ambiente, mundo animal, sanidad, farmacología, etc.

Esta aplicación de la bioinformática, así como los retos y oportunidades que ofrece este sector en crecimiento, han sido los ejes sobre los que ha girado la segunda Jornada Bioinformática en Aragón, organizada por el grado en Bioinformática de la Universidad San Jorge, en colaboración con Arahealth, AraBioTech y la SEBiBC.

 

Química computacional e inteligencia artificial en la búsqueda de fármacos

La ponencia principal de las jornadas ha sido impartida por Lucía Díaz, director of Drug Design en Nostrum Biodiscovery, quien ha hablado sobre las oportunidades en la búsqueda de fármacos al unir la química computacional y la inteligencia artificial.

Primero, ha comenzado explicando que todas las metodologías parten de la teoría de la bala mágica, es decir, “que existen moléculas que pueden atacar a una proteína para modificarla, mientras que a otras no les afectan”.

Así pues, para descubrir fármacos, en primer lugar, se tienen que encontrar esas proteínas diana que modulan una enfermedad, conseguir sus propiedades y ver cómo se pliegan. Además, hay que encontrar tanto un bolsillo en la proteína donde poner el fármaco, como el sitio de unión del fármaco con la proteína. Una vez todo eso está identificado, hay que buscar el fármaco que inhiba o active la proteína.

En este proceso, recientemente “se han implementado metodologías basadas en inteligencia artificial, machine learning y modelos generativos que están permitiendo desarrollar más proyectos”. Por ejemplo, ha explicado una tecnología desarrollada por Nostrum Biodiscovery, llamada PELE, que, basándose en el algoritmo Montecarlo, es capaz de encontrar el sitio de unión del fármaco en la proteína. “Pones el posible fármaco fuera de la proteína y puedes ir viendo cómo se aproxima y se va adaptando”, ha descrito. También ha relatado que han participado en proyectos de validación de metodologías que crean nuevas moléculas y en la investigación de enfermedades raras.

 

El papel del bioinformático clínico

En una de las mesas redondas de las jornadas se ha puesto en valor el papel del bioinformático clínico, explicando que su objetivo es resolver problemas biológicos mediante métodos computacionales dirigidos al diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades en humanos.

Los expertos han compartido áreas en las que su función es fundamental, como en el análisis de estudios genómicos de enfermedades raras, para que los genetistas puedan identificar variantes de interés, en la monitorización de genomas de patógenos que se extienden, en la búsqueda de fármacos contra bacterias resistentes, etc. Además, han destacado que los bioinformáticos contribuyen a la implementación de la medicina de precisión, pues es necesario explotar y analizar los datos genómicos en los que se basa.

Asimismo, han mencionado aquellas áreas en las que un bioinformático tiene que estar bien formado: en mecanismos moleculares fundamentales, en ciencias cuánticas como la estadística y las matemáticas, en informática y en ciencia de datos. Aunque han advertido de que, debido al avance de la tecnología, hay que seguir formándose de manera continua.

En este debate han participado David Pisano, de la empresa de genómica Genomcore, Isabel Cuesta, investigadora del Instituto de Salud Carlos III, y Laura Puente, investigadora de la Unidad de Biocomputación del IACS. La conversación ha estado moderada por José Luis Villanueva Cañas, del Hospital Clínic de Barcelona.

 

Bioinformática y One-Health

Otra de las mesas redondas ha estado centrada en el papel de la bioinformática y el concepto One-Health, un enfoque que busca interrelacionar a profesionales de diferentes disciplinas al entender que la salud humana, animal y medioambiental están conectadas y requieren de un planteamiento global.

Los expertos han corroborado esta interrelación y han mostrado ejemplos en sus distintas áreas, por ejemplo, en el campo de la veterinaria, donde una mejora de la calidad del aire de las granjas está relacionada con menos neumonías de los animales. También en la prevención del cáncer, pues en prevención de esta enfermedad, la interacción con el ambiente es esencial.

Asimismo, los profesionales han señalado el potencial de la bioinformática en el desarrollo de antibióticos eficaces para tratar antibiorresistencias, en un mundo en el que el 78% de las enfermedades infecciosas llegan a través de los animales.

En esta mesa, moderada por Inma Martín Burriel, del IA2 de la Universidad de Zaragoza, han participado Iván Galindo, del holding de biotecnología Worldpathol; Alberto Jiménez Schuhmacher, investigador en Great Air, ARAID e IIS Aragón; Pedro Razquin, de la empresa de biotecnología Zeulab; y Francisco José Roig, vicedecano de Investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud de la USJ.

 

Aplicaciones de la bioinformática

Además del intercambio de conocimientos en las diferentes mesas redondas, en las jornadas también se han presentado estudios concretos en los que se ha utilizado la bioinformática en diversas áreas.

Najla Ksouri, investigadora del CITA, ha expuesto cómo han aplicado la genómica computacional a la mejora de plantas; Javier Sancho, investigador de BIFI, IIS-Aragón de la Universidad de Zaragoza, ha explicado cómo transforman la investigación en herramientas bioinformáticas para la biotecnología y la interpretación genética; finalmente, Ignacio Barraque, de Origen Genetics, ha descrito cómo ofrecen la secuenciación genética como servicio B2B2C y B2C.

 

Colaboración USJ, AraBiotech, Arahealth y SEBiBC

Laura Zaurín, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la USJ, ha puesto en valor la unión de todas las entidades participantes y ha declarado que los avances en bioinformática han permitido “un acceso sin precedente a un gran volumen de datos que ofrecen un potencial ilimitado y que están transformando el entendimiento del mundo biológico y la capacidad para diagnosticas, tratar y prevenir enfermedades”.

Por su parte, Pedro Razquín, presidente del Clúster AraBiotech, ha asegurado que “la explosión de tecnología de los últimos años” ha provocado que las empresas que forman parte del clúster cuenten con bioinformáticos, ya que son “profesionales clave para el desarrollo de su actividad” al trabajar con un volumen de datos muy grande.

Posteriormente, Daniel Álvarez, presidente del Clúster Arahealth, ha explicado algunas de las actuaciones de su entidad y ha manifestado que, gracias a la bioinformática, en la actualidad, “el manejo de datos para la mejora del paciente es una realidad”.

Finalmente, José Luis Villanueva, vocal de la SEBiBC, ha destacado que su institución está comprometida “con la promoción y el avance de la bioinformática mediante la colaboración, investigación y difusión del conocimiento”. Por ello, ha argumentado que estas jornadas “son una plataforma excelente para intercambiar ideas, explorar nuevas fronteras y fortalecer lazos”.