Jara Velilla es egresada de la segunda promoción de Publicidad y Relaciones Públicas de la USJ y desde hace ocho años trabaja en la sede mundial de Adidas, ubicada en Alemania, siendo Senior Global Brand Communications Manager Football. En 2021 un viaje a Perú le llevó a embarcarse en su primera aventura emprendedora, abriendo, un año y medio más tarde, Eywa Lodge Amazonas, un hotel que ofrece una experiencia completa en el nacimiento del río Amazonas para conocer la selva, la fauna y la comunidad local, desde una perspectiva social y ecológica.

“Eywa Lodge Amazonas es más que solo un alojamiento. Incluye el transporte, las comidas y tours liderados por guías locales que nos llevan a caminar por el medio de la selva; a avistar monos, perezosos y distintos tipos de pájaros; a ver delfines rosas y grises que hay en el Amazonas y mucha gente desconoce; también organizamos clases de cocina local y actividades de pesca tradicional, e incluso planeamos caminatas por la selva de noche, con linternas, para ver insectos que brillan y ranas venenosas”, resume Jara.

Todo ello, teniendo como punto neurálgico un alojamiento ubicado en medio de la selva al que solo se puede llegar en barco por el río Amazonas y sus afluentes. Se trata de cuatro cabañas que permiten experimentar la aventura de la selva, pero sin renunciar al confort. “Todo está pensado con una mentalidad muy europea. Nos aseguramos de que las cabañas estén muy selladas para que no entre ningún bicho”, asegura la egresada de la USJ.

Además, no quieren ser solamente un negocio turístico, sino también social y ecológico. Por ello, han tenido muy en cuenta a la comunidad más cercana al hotel, la Comunidad de Puerto Miguel, un pequeño pueblo en medio de la selva. “Todo el personal que hemos contratado para el hotel es de esta comunidad. Además, hemos decorado las estancias con artesanía hecha por las señoras del pueblo y les seguimos comprando pequeñas piezas que luego regalamos a los clientes”, explica Jara. Otra de las excursiones es la visita a esta comunidad para conocer su modo de vida, sus costumbres y sus artesanas. “Y ahora hemos realizado una donación para cubrir todos los gastos de material escolar del año”, agrega.

Por otro lado, son conscientes de que Eywa Lodge Amazonas está ubicado “en el pulmón del mundo”, por lo que su objetivo a medio plazo es conseguir que toda la energía que generen sea 100% limpia. “Ya tenemos placas solares que alimentan unas baterías para la nevera y para que los clientes puedan cargar sus móviles”, explica Jara. Asimismo, toda la cocina es local, de la propia selva, y de temporada, para importar lo mínimo y reducir los costes ambientales derivados del transporte de alimentos.  “También tenemos nuestro propio huerto, y otros alimentos, como pollo y pescado, los compramos en el mercado más cercano”, destaca. Además, ofrecen opciones sin gluten y comida tanto vegetariana como vegana.

De Alemania a la selva amazónica

El proyecto surgió tras haber experimentado en primera persona lo mejor de la selva y lo peor de un alojamiento. En 2021, Jara realizó un viaje a Perú junto con sus compañeros Álvaro López y Alejandro Aguiar, ambos emigrados a Alemania. Por recomendación de unos amigos, fueron a ver el nacimiento del río Amazonas y acabaron “en medio de la selva, en un alojamiento horrible”.

“Eran unas chabolas con techos de uralita, llenas de agujeros por donde entraban bichos, una cama en la que no te apetecía nada tumbarte, una ducha en la que salía mal el agua, la comida era regular y no había ningún sitio donde poder descansar. Y, aun así, la selva nos dio una de las mejores experiencias de nuestras vidas”, relata.

Así que no pudieron evitar pensar que un alojamiento mucho más cómodo y mejor cuidado podría convertirse en un gran proyecto. “Entonces, en ese mismo viaje, nos pusimos a preguntar por costes, trabajo, construcción, etc. hasta el punto de que teníamos planeado ir a la zona de Cuzco durante 10 días y solamente usamos dos. El resto nos lo pasamos visitando abogados, calculando, contactando a gente…”, recuerda Jara.

Así, gracias al contacto de uno de los guías que tuvieron, dieron con Keyla, una mujer que tenía un alojamiento en el Amazonas, pero tuvo que cerrar con la llegada del Covid. Tras investigar y hablar, llegaron a la conclusión de que era inviable comprarle el terreno y hacer todo desde cero. Así que le propusieron a Keyla unirse al negocio: ellos invertirían, gestionarían el marketing, la comunicación y los clientes; y ella pondría el terreno, supervisaría la construcción y dirigiría el día a día del hotel. “Y así ocurrió todo. La verdad es que ha sido todo muy rápido, porque el viaje fue a finales de 2021 y ahora ya llevamos unos tres meses abiertos”, relata Jara.

También explica que supone destinar su tiempo libre a este proyecto. “Los tres seguimos teniendo nuestros respectivos trabajos: Álvaro, también en marketing en Adidas, y Álex, en finanzas en BMW. Por lo que es un añadido más a nuestra rutina. Con el cambio de hora, tenemos, sobre todo, muchas reuniones a las 22:00 horas con Keyla, abogados, contables, etc.”, explica.

Pero también les aporta experimentar cómo es crear algo desde cero, emprender en un país como Perú, pasar de trabajar en multinacionales a pensar cómo desarrollar acciones con un presupuesto bajísimo, aprender a trabajar con amigos y con una persona que está en otro país y que no conocías previamente, etc.

Su espíritu emprendedor hizo que un viaje de ocio se convirtiera en una oportunidad para crear una experiencia social y ecológicamente respetuosa, que permitiera a los viajeros experimentar la selva sin renunciar a la comodidad y a la seguridad.