El miércoles 20 de marzo se celebró en el Edificio Grupo San Valero un nuevo encuentro del ciclo El Arte de lo legal, centrado en esta ocasión en la inteligencia artificial (IA) y en la protección de los derechos de los creadores.

La conversación entre Jaime Font, coordinador del Grado en IA de la USJ, y Julia Puyo, artista y gestora de proyectos multidisciplinarios, experiencias interactivas y productos digitales, estuvo moderada por Javier Lasheras, docente del Grado en Derecho de la USJ.

Javier Lasheras, tras una introducción jurídica y legal para clarificar el concepto de copyright, planteó algunos de los problemas que conlleva el uso de la IA generativa, El problema, según Lasheras, está en los datos de los que se alimenta a la IA. “Si esa información tiene derechos de autor y a quién pertenece lo que genera la IA, ya que, en realidad, la máquina aprende nutriéndose de información, pero no la almacena ni reproduce como tal, lo cual lleva a demandas y controversias por parte de generadores de contenido, como el caso de una denuncia del New York Times (NYT) a Meta y OpenAI por usar artículos de su cabecera para entrenar a la IA”.

Posteriormente, Jaime Font explicó cuestiones técnicas y de funcionamiento de la IA, señalando que esta no es en realidad una inteligencia como la entendemos en las personas, ya que no razona ni entiende lo que genera. Lo importante para crear una IA es proporcionarle información suficiente para que pueda organizar conceptos y crear respuestas a las demandas de los humanos a través de los prompts, las órdenes que se le dan. “Por ejemplo, Chat GPT ha facilitado a su IA todo el contenido de internet. Al principio la IA solo junta palabras, pero a través de las puntuaciones y correcciones que los humanos hacemos a sus respuestas, la IA es capaz de corregirse y aprender en función de esas correcciones, y trabaja en función del volumen de información previa que se le ha facilitado y de la estadística y la probabilidad”,

Julia Puyo, por su parte, compartió proyectos de artistas que han usado la IA como herramienta de trabajo para modificar o generar nuevo contenido a través de su propio trabajo artístico previo, como Anna Ridler, que durante más de un mes estuvo alimentando a la IA con fotografías de tulipanes tomadas por ella misma para, después, generar otros tulipanes con la IA.

Para finalizar, los ponentes diferenciaron entre la inspiración que tenemos los humanos al leer, escuchar o contemplar el trabajo de otros humanos que la “inspiración” de la IA tras procesar masivamente datos y dieron paso a las preguntas de los asistentes. En definitiva, los expertos coincidieron en la importancia de que haya una denuncia por parte del artista porque si no, es prácticamente imposible actuar de oficio. El director del grado en IA de la USJ dio el cierre a la sesión resumiendo el problema con el que vamos a encontrarnos muy pronto: “antes de que acabe la década, no seremos capaces de distinguir una creación humana de una generada por inteligencia artificial”, concluyó.