La profesora del grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la USJ Elena Pardos fue designada para arbitrar como asistente específico – posición anteriormente conocida como juez de línea – la semifinal de la Copa de la Reina disputada el pasado domingo entre la Real Sociedad y el Sevilla, tras haber arbitrado el fin de semana anterior el derbi vasco del fútbol femenino entre la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao.

“He disfrutado muchísimo estos dos partidos. Ha sido una experiencia brutal que no se me va a olvidar en la vida. Solo de pensarlo se me ponen los pelos de punta”. Así recuerda Elena los dos partidos que ha arbitrado y que han sido “un regalo” a su trayectoria que comenzó hace cinco años cuando, tras escuchar la recomendación de un profesor de su universidad, decidió hacer el curso de arbitraje pertinente y comenzar en este mundo.

“Empecé como árbitro principal de fútbol base, pero cambié a la posición de asistente específico y descubrí que me gustaba más”, explica. Tras arbitrar partidos como asistente específico en primera regional y regional preferente de fútbol masculino, este año ha dado el salto a la tercera división masculina al mismo tiempo que debutaba en la Liga Iberdrola, máxima categoría del fútbol femenino, y era elegida para ser asistente específico en la semifinal de la Copa de la Reina. “Además, las cuatro arbitras de la semifinal éramos de Aragón”, recalca. “Para nosotras es un orgullo porque significa que estamos haciendo las cosas bien, están contentos con nuestro arbitraje y confían en nosotras”, añade.

La profesora compagina su dedicación en la USJ con un puesto de profesora en CPA, en un gimnasio de Zaragoza y el arbitraje los fines de semana. “Supone mucho esfuerzo”, declara. Además, argumenta que muchas veces el cansancio es más psicológico que físico. “Mi forma física es buena porque me dedico a ello y el deporte es mi vida. Pero el arbitraje supone mucha presión psicológica que vas notando conforme avanza la temporada”, explica.

Sin embargo, Elena Pardos asegura que compensa a nivel personal. “Siento ilusión por seguir arbitrando porque, aunque somos pocas, tenemos que dar ejemplo para enganchar a otras chicas. Si ellas nos ven bien, van a querer ser arbitras también. Es una cierta obligación e ilusión por seguir tirando del carro”, afirma.

Todos estos años en el arbitraje profesional han supuesto un crecimiento para ella. Explica que esta profesión “te enseña a tener la mente fría y tomarte todo con más calma y paciencia”. Ejemplifica que cuando tiene dudas sobre una jugada, ahora se dedica a pensarlas, a pesar de que cuanto más tardas, más nerviosa se pone la gente.

Al mismo tiempo le ha enseñado a crecer y madurar. “A veces he estado en situaciones en las que he tenido que defenderme de críticas por una jugada en la que un equipo está a favor y otro en contra”, recuerda. Además, aunque afirma que en los últimos años el fútbol femenino ha adquirido más relevancia, “en algunas ocasiones, a los equipos les cuesta ver que vaya a arbitrarles una chica”.

Aun así, la profesora de la USJ recalca que están igual de cualificadas que los hombres y realizan un trabajo muy duro para llegar hasta donde se encuentran ahora. “Para partidos de liga Iberdrola, la semana anterior estamos en contacto entre nosotras, vemos partidos de esos equipos, hablamos de las jugadoras, etc. Hacemos un trabajo previo igual al de los árbitros de primera y segunda división masculina”, asegura.

Con un ritmo de trabajo tan alto, Elena Pardos confiesa que no sabe cuánto durará en el arbitraje. “Pero puedo asegurar que el haber estado en un campo con casi 20.000 personas y haber arbitrado la semifinal de la Copa de la Reina y un derbi vasco han hecho que hayan merecido la pena todos estos años”, concluye.