Samuel Navarro, antiguo alumno de Ingeniería Informática de la USJ y actual investigador del grupo SVIT, forma parte de Sanador Films, un proyecto del instituto en el que estudió, el IES Rodanas de Épila, en el que el cine se convierte en una herramienta para conseguir la inclusión en un centro con una gran diversidad cultural y social. La iniciativa ha conseguido ser una de las finalistas de los Premios Mentes AMI de Fundación Atresmedia, una convocatoria nacional que premia proyectos de centros educativos que contribuyen al desarrollo de competencias relacionadas con la Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) a través del fomento del pensamiento crítico, el impulso a la creatividad y la promoción de los valores y la convivencia entre los niños y jóvenes.

El proyecto ha sido nominado y es finalista en la categoría «Impulso de la Creatividad Audiovisual Responsable» tras ser seleccionado entre más de 400 propuestas. El día 21 de octubre se conocerán los ganadores en una gala que será retransmitida en directo a través de Atresplayer.

Sanador Films ha recibido premios a nivel nacional e internacional, tanto en secciones juveniles de festivales – como en el Festival de Cine de Zaragoza -, como en festivales puramente escolares – como el Festival FOCO de Fuente Obejuna -. Todos ellos eran premios a los cortometrajes que creaban. Sin embargo, esta nominación a los Premios Mentes AMI supone el primer reconocimiento al proyecto y su recorrido.

“Lo que hace que Sanador Films sea un proyecto tan especial y único es que pretende hacer desaparecer las diferencias en un centro con una diversidad muy grande. La gran interculturalidad unida a una etapa vital tan complicada como la adolescencia hace que las clases sean una coctelera para generar conflictos. Pero, poco a poco, con el trabajo de muchos años y de ir apostando por este proyecto, las cosas han ido cambiando”, asegura Samuel, quien actualmente está cursando el máster en Tecnologías Software Avanzadas para Dispositivos Móviles de la USJ.

Se trata de una iniciativa que une a todo el centro y a todo el municipio: alumnos, profesores, familias, autoridades, etc. “En los rodajes, el Ayuntamiento nos cede espacios, las familias nos dejan sus casas o nos preparan el catering, los vecinos nos prestan material, los profesores se vuelcan. Ya es una seña de identidad no solo del instituto, sino del pueblo entero, que se identifica con el proyecto de cine tanto como nosotros. Cuando estrenamos un cortometraje, o cuando compartimos nuestros logros en redes sociales, todo el pueblo se vuelca y se hace eco de ello, siendo un orgullo para todos los vecinos y vecinas de Épila”, cuenta.

La historia de Sanador Films

Este recorrido comienza hace 11 años, cuando el director del Instituto, Fernando Pablo, y la profesora Ana Pemán, ambos muy ligados al mundo del cine, decidieron introducir el audiovisual en las aulas planteando la grabación de un cortometraje a lo largo del curso. “Comenzaron el proyecto en las aulas de diversificación curricular, aquellas en las que los alumnos tienen mayores dificultades a la hora de sacar adelante la parte académica”, relata Samuel.

Idearon un programa transversal en el que se involucra a todas las asignaturas: en Lengua y Literatura trabajan el guion, en Inglés hacen los subtítulos para enviar los cortometrajes a festivales internacionales, en Plástica realizan los materiales necesarios para el atrezo, etc. Además, se reparten roles, de modo que algunos alumnos hacen de actores, otros de directores o ayudantes de dirección, otros forman parte del equipo de fotografía o de sonido, etc.

“Cada año se crea un cortometraje diferente. Lo único que se mantiene es que todos tienen un trasfondo educativo. Hemos hecho cortos desde el maltrato animal hasta los trastornos alimenticios, o el de este año, las adicciones a los videojuegos”, expone el antiguo alumno de la USJ. Y es que, después, el cortometraje se proyecta en las horas de tutorías del resto de cursos del instituto y se utilizar como hilo para tratar la problemática que se plantea en la historia.

Esta expansión por el resto del centro provocó que el programa se abriera al resto del instituto, puesto que alumnos de otros cursos también querían participar. Así, Sanador Films se convirtió en un proyecto de todo el IES Rodanas, del que forman parte alumnos voluntarios desde 1º de la ESO hasta Ciclos Formativos. “La iniciativa ha crecido tanto que ya no solo se hace un cortometraje al año, sino que también creamos cortos más pequeños y vídeos para presentar a concursos, festivales, etc.”, cuenta Samuel.

Él, en primera persona, pudo comprobar cómo Sanador Films es mucho más que un proyecto educativo. “Cuando entré al instituto, algunos compañeros me empezaron a acosar. Desde el centro lo cortaron de raíz y no fue más allá, pero, evidentemente, yo ya no quería ir como ese grupo de alumnos, no me sentía cómodo y me encontré un poco perdido”, recuerda.

Entonces, preguntó a sus profesores si podía participar como voluntario en Sanador Films. “Y eso me dio la oportunidad de encontrar otro grupo de estudiantes, de conectar con los profesores de manera más directa y de hallar un motivo más para seguir adelante e ir al instituto. Sanador Films hizo honor a su nombre, pues el proyecto de cine, junto a mi familia, fueron mi salvación”, explica.

Entró al proyecto y ya no ha salido, aun cuando hace más de 4 años que dejó de ser alumno del IES Rodanas. “Aunque estudié Ingeniería Informática y es lo que me gusta, el cine también es mi pasión y mi afición. Así que buscamos una fórmula para que pudiera seguir vinculado a Sanador Films. Ahora soy voluntario colaborador y participo como si fuera un docente más de instituto”, expone.

Sanador Films ha conseguido impactar, a lo largo de estos años, en más de 400 alumnos, en sus familias, y en los cientos de docentes que, de una manera u otra, se han involucrado en los distintos trabajos del proyecto.