El delegado de la Defensa en Aragón, Conrado Cebollero, ha impartido a los alumnos del máster en Dirección y Gestión de Empresas de la USJ una conferencia en la que les ha hablado sobre el liderazgo de las Fuerzas Armadas.

Según explico, la finalidad de su exposición era “aportar conocimientos útiles de la milicia a los directivos empresariales”. Para ello, en primer lugar, expuso la evolución y situación de la Defensa, haciendo un repaso de la historia de España y occidente, mencionando eventos clave como el inicio de la democracia española tras la dictadura franquista, los atentados del 11-S y el 11-M, la crisis económica del 2008 o el Brexit, entre otros.

También expuso la organización, las misiones y la actividad de las Fuerzas Armadas, explicando que “es el Gobierno quien dirige la administración militar y la defensa del Estado”. Y destacó que el ejército, además de por los cuerpos comunes, está formado por “personal civil y reservistas voluntarios”, y presentó la jerarquía y las distintas unidades que conforman las Fuerzas Armadas.

Así pues, argumentó que los empleos pueden ser en diversas áreas: en el ámbito de la defensa; en la colaboración institucional, y en otras contribuciones a la seguridad, bien sea en operaciones internacionales y de seguridad cooperativa, o en seguridad pública a través de la protección civil en emergencias y la seguridad en terrorismo, emergencias, migración, etc. En este sentido, aseguró que “las Fuerzas Armadas son un portador de talento y de personas cualificadas”.

Más adelante, reflexionó sobre su experiencia en diversas áreas, como la formación en la Academia General Militar, el mando en las unidades de montaña, el trabajo en los Estados mayores y las vivencias en operaciones.

Para entrar en la Academia General Militar, Conrado Cebollero destacó la importancia de la vocación. “La vocación es dedicar todo el tiempo a algo y ser feliz. Es la pasión por estar haciendo todo el rato lo que te gusta”, expuso. 

Más adelante, sobre su experiencia en las unidades de montaña, aseguró que fueron “los años más felices”, porque llevaba a cabo su vocación “en un entorno maravilloso”. Sobre lo aprendido en estos años, declaró que “el prestigio no se gana, te lo dan” y que “hay que ser humilde, preguntar al que sabe y ser conscientes de la importancia del compañerismo”.

También habló de la adaptación y declaró que, para él, adaptarse es “ir a la defensiva” y tomar “decisiones reactivas” porque son respuestas a algo que ya ha ocurrido. “En lugar de la adaptación, yo creo en la transformación, es decir, analizar, tomar la iniciativa, adelantarse a los tiempos y ser uno mismo quien influya en los cambios”, argumentó.

Finalmente, apuntó que “el ejemplo es la mejor técnica de liderazgo” para que “los demás vean en ti la persona a la que quieren emular”.