El arte de lo legal aborda las bandas sonoras cinematográficas y la propiedad intelectual

El miércoles 26 de febrero, en el salón de actos del Edificio Grupo San Valero, tuvo lugar la primera cita del ciclo de conversaciones «El arte de lo legal. Cómo proteger tus derechos como creador», organizado por Cultura USJ con la colaboración del Festival Retina, y dedicada en esta ocasión a las bandas sonoras cinematográficas y la propiedad intelectual.
Con Javier Lasheras, docente del Grado en Derecho USJ como moderador del acto, los asistentes pudieron escuchar al compositor y productor Juanjo Javierre y a la CEO y Project Manager de Konga Music Agency, Teresa Carbonell, en esta cita que llevaba por subtítulo «Cine, series, canciones y derechos».
En los primeros momentos de la conversación se puso el acento en la importante e íntima relación entre la música y las producciones audiovisuales, relación de la que surgen muchas gestiones legales, económicas, creativas y de derechos que deben ser abordadas. Lasheras introdujo algunas de estas preguntas: «¿De dónde sale esa música? ¿Qué derechos hay detrás de ella? ¿Qué agentes intervienen en su producción? ¿Y en la gestión de los derechos asociados?»
Con estas cuestiones sobre la mesa, Juanjo Javierre y Teresa Carbonell se lanzaron a analizar y desmarañar los entresijos de esta compleja industria cultural.
Carbonell destacó la importancia de la figura del «music supervisor, o supervisor musical, un perfil profesional que ha venido para quedarse», y que concibe la música de las producciones audiovisuales como un todo coherente artística y conceptualmente, pero también factible desde el punto de vista legal y, sobre todo, presupuestario.
No podemos obviar el enorme peso del sector, con un gran empuje gracias a las plataformas de streaming. La música ha de servir para «crear un tono en esa serie, reforzar emociones, caracterizar personajes, seguir una línea argumental... esa creatividad, el trabajo de gestión en canciones preexistentes, conocer a los titulares de derechos, el derecho mercantil internacional, saber de licencias... todo ello con el límite presupuestario, son solo algunos de los factores para tener en cuenta».
Javier Lasheras, que matiza que el music supervisor es una figura no recogida en la legislación española, abundó en resaltar la importancia de este tipo de profesional, que se encarga de la sincronización de una o varias obras musicales con una obra audiovisual.
Uno de los aspectos más básicos es comprender y diferenciar los derechos que amparan a las obras musicales. El uso de cualquier pieza musical que no sea de dominio público va a llevar aparejado, casi con total seguridad, el pago de dos tipos de derechos: derechos de autor y derechos del máster de edición, es decir, de la grabación concreta de esa pieza, que incluye, entre otros, a técnicos, arreglistas o productoras, por ejemplo.
El supervisor musical debe interpretar y mediar con directores y guionistas, que escriben y graban con una banda sonora en su cabeza. El music supervisor debe interpretar esos deseos y adaptarlos a la realidad creativa, legal y presupuestaria del proyecto.
En la industria actual, es muy positivo que la música entra los proyectos en fase embrionaria, no ya en postproducción, lo que permite redistribuir o ajustar ese presupuesto, evitando la frustración en los responsables del proyecto audiovisual. Entrar pronto es importante «para tener plan a, b o c. La producción es orgánica y sujeta a cambios», en palabras de Teresa Carbonell.
Por su parte, Javierre profundizó en las particularidades y diferencias de los derechos de autor y derechos del máster de edición, derechos a los que el moderador, Javier Lasheras, añadió los derechos morales, «un vínculo que une para siempre al autor con su obra. En esencia, el reconocimiento de la autoría, el derecho a la integridad de la obra, derecho a no divulgar la obra, acceso al ejemplar único de la obra, incluso a destruir la obra si cambian sus convicciones (siempre que no afecte a otros derechos cedidos o si se llega a un acuerdo con el titular de esos derechos que pueden verse afectados)».
«Es importante tener el 100% de los derechos de las obras musicales para no tener problemas. El máster es más fácil; sin embargo, a veces hay problemas con los de autor, especialmente cuando son derechos compartidos entre varios autores», apuntó Carbonell.
La conversación se dirigió en su tramo final hacia los diferentes usos que se pueden hacer de una pieza musical en las producciones audiovisuales, ya que los derechos, y, en consecuencia, el importe que hay que pagar por ellas, variará sustancialmente. No es lo mismo una canción de contexto de una escena, que si se emplea en los créditos o forma parte del trailer o spot promocional. En palabras de los expertos, el poder de las plataformas lo está cambiando todo.
El público asistente se interesó finalmente por la formación de un supervisor musical, y recogió el guante Carbonell para cerrar el encuentro: «no existe como tal. En la parte creativa de conceptualización del proyecto, no basta con conocer muchísima música, sino que hace falta un don personal para unir música e historias. La parte de gestión, siendo realmente muy compleja, se aprende».
El próximo encuentro del ciclo «El arte de lo legal», que tendrá lugar el miércoles 26 de marzo, abordará aspectos de la propiedad intelectual en la industria del videojuego.