Recuerdo que cuando decidí estudiar Educación Infantil lo hice guiada por mi curiosidad y mi instinto. Creí que era una oportunidad de acercarme al mundo de los niños y elegí la Universidad San Jorge para estudiar el grado.

Los años transcurridos en la USJ los recuerdo con especial cariño. Sobre todo, los dos primeros años en los que nos empezábamos a conocer y surgían las primeras relaciones de amistad. Si echo la vista atrás, recuerdo la experiencia universitaria como una etapa de curiosidad, creatividad y emoción.

Me acuerdo especialmente de la docente María José González, quien no solo me animó a dar lo mejor de mí en diferentes situaciones, sino que gracias al ímpetu e ilusión con las que dirigía sus clases, empecé a sentirme más atraída por la lengua inglesa, incrementando mi seguridad y confianza en el idioma.

También agradecí la labor de la docente y posteriormente tutora Ana Cristina Romea. Destaco en gran medida su acompañamiento durante el proceso y realización del TFG. Siempre con una sonrisa y gran implicación, me animó durante un momento como fue el confinamiento. Fue un gran apoyo tanto como personal docente como persona de confianza en todos los ámbitos de la carrera.

Por último, quiero señalar también el trabajo de Lucía Sagarra. Desde un primer momento me fascinó su energía y capacidad a la hora de motivar a sus alumnos. Confiaba mucho en nosotros y en la calidad que podíamos ofrecer en los trabajos y proyectos de la materia.

Cuando terminé el grado se me pasaron muchas ideas por la cabeza. No sabía con seguridad que es lo que querría hacer a continuación. Me decidí por un máster en el extranjero, pero finalmente no pudo darse y comencé impartiendo clases de inglés a domicilio.

Actualmente trabajo en Frankfurt (Alemania). Mi Institución se llama Herzens Kinder (en alemán, Niños del corazón) y es una Escuela Infantil que atiende a niños con edades comprendidas desde los 0 a 3 años. Aquí realizo mi trabajo comunicándome con niños y maestros en alemán. No resulta fácil, pero nadie dijo que los comienzos fueran sencillos. Aprendo cada día dejándome llevar por la ilusión e interés de aprender una expresión o palabra nueva que antes desconocía. Y poco a poco, todo va dando sus frutos.

Principalmente realizo tareas de observación. Y he de decir que ayuda en gran medida a conocer las características de un niño concreto. Observas patrones de comportamiento, rabietas, enfados, motivos que le hacen al pequeño sonreír, sus gustos y habilidades, etc. Después, también realizo la tarea de documentar todo lo comentado antes. Es decir, los avances del niño, recojo información relevante para los padres, investigo los materiales, sobre la pedagogía y la nueva forma de enseñar de mi escuela, etc.

Lo que más disfruto es verlos crecer cada día y apreciar la evolución que muestran a nivel comunicativo, lógico y de juego. En mi escuela trabajamos principalmente a través de la observación y el acompañamiento. Vemos y reflexionamos sobre los avances del niño. En Alemania se da mucha importancia a conseguir que el niño adquiera autonomía. Por eso, no es extraño ver aquí, una niña de 1 añito intentando ponerse las botas o consiguiendo llenar un vaso de agua por si sola.

Vine en septiembre de 2021 a través de una Empresa de Integración Laboral en el Extranjero, llamada Helmeca. Es un servicio que ofrece a educadores y maestros una oportunidad de trabajar de lo suyo en Alemania. Además, se encarga de la formación previa en el idioma alemán, te busca el propio lugar de trabajo y te ofrece un acompañamiento y asesoramiento una vez llegas al destino.

Hasta el momento, mi vida en Alemania ha sido muy intensa pero también muy bonita, porque me ha ofrecido la oportunidad de conocer a diferentes personas de otros países, forjar algunas amistades, viajar y divertirme mucho.

Además, estoy mejorando mucho mi escucha activa, capacidad de comunicación en lengua alemana, capacidad de trabajo en equipo, puntualidad, capacidad organizativa y observación de detalles. También estoy adquiriendo más autonomía, estoy aprendiendo a ser más paciente, responsable, resiliente, valiente y creativa.

Lo que más me gusta de vivir en Alemania, es que es un país con mucha naturaleza y rincones muy bonitos. También estoy encantada con el transporte, es muy accesible, dispones siempre de varios medios para viajar (ya sea tren, autobús, tranvía) y están las 24 h del día disponibles. De hecho, muy poca gente utiliza el coche para moverse de un punto a otro de la ciudad.

Diría que lo que menos me gusta es el horario de los comercios. Aquí se cierra casi todo a partir de las seis de la tarde, muy pocas tiendas están abiertas hasta más tarde. Si a eso se le suma el horario de trabajo, es bastante difícil llegar a tiempo. Si necesitas comprar algo no esencial, es mejor esperarse al fin de semana.

Cuando pienso dónde me veo en el futuro, la verdad es que todavía no lo sé. Creo que la vida te llevará por el camino que tú quieras elegir. El destino para mí es importante, aunque también creo que tienes que vivir antes la experiencia para conocerte y decidir sobre cuál va a ser tu próximo objetivo.

Sin ninguna duda, animaría a todo el mundo a vivir una experiencia en el extranjero por muchas razones, aunque principalmente por el acceso al autoconocimiento que te puede otorgar la experiencia de vivir en otro ambiente, en un lugar nuevo, con otra cultura y mentalidad diferentes.

Muchas veces las posibilidades que hay dentro de uno mismo se llegan a descubrir a medida que vas confiando en ti mismo y descubres la capacidad innata que hay en ti de conseguir tus propios logros y sentirte orgulloso de ellos.

¡Un abrazo con cariño desde Alemania a la comunidad de estudiantes y profesores de la Universidad San Jorge!