El docente de la Universidad San Jorge Héctor Gutiérrez se propuso hace varios meses recorrer 76 kilómetros del Camino de Santiago en el menor tiempo posible por una causa solidaria: recaudar fondos destinados a la investigación contra el cáncer infantil. Este reto, con el que ha colaborado la USJ, comenzó el pasado 26 de mayo y, pese a los obstáculos del camino, se convirtió en un ejemplo de unión, solidaridad y superación.

¿Cómo nació el ‘Reto Santiago 776’?

Es una iniciativa solidaria con tres motivaciones básicas. La primera es personal, mi padre recorrió el Camino de Santiago tras un diagnóstico de cáncer y era un proyecto que tenía pendiente.

Por otro lado, como reto deportivo habíamos planteado varias veces con los compañeros de la universidad la posibilidad de realizar los 776 kilómetros del Camino de Santiago en 7 días, una locura. Y, por último, cuando ya casi estábamos decididos a intentarlo, mi madre propuso recaudar fondos para una buena causa; sin dudarlo elegimos la investigación contra el cáncer.

 «Lo realmente importante son los niños de las aulas hospitalarias que han participado en nuestras actividades, las personas que hemos conocido con vínculo con la enfermedad y la inspiración para hacer cosas socialmente valiosas»

¿Cuál ha sido el principal objetivo de esta experiencia?

El aspecto fundamental ha sido recaudar fondos para la investigación contra el cáncer infantil de la Asociación Española Contra el Cáncer y, gracias al reto, hemos conseguido ya cerca de cuatro mil euros. El reto deportivo siempre ha sido la excusa, la llamada de atención. Lo realmente importante son los niños de las aulas hospitalarias que han participado en nuestras actividades, las personas que hemos conocido con vínculo con la enfermedad y la inspiración para hacer cosas socialmente valiosas

A los 365 kilómetros, el equipo decidió que no podías continuar. ¿Qué sucedió?

El segundo día apareció algo de inflamación en el pie derecho. Creemos que esta circunstancia, junto con el daño muscular que se produce en estas modalidades, las altas temperaturas y una reacción alérgica, dispararon un cuadro inflamatorio importante en la pierna derecha. Al no identificar una causa clara, teníamos la duda del efecto que tendría para la salud seguir corriendo, por lo que decidimos parar y pasar por el hospital.

 «El reto deportivo siempre ha sido la excusa, la llamada de atención»

Pero el reto siguió sin que lo esperaras…

A la mañana siguiente, cuando me levanté a desayunar, no quedaba nadie en el alojamiento. Tan solo mi hermano, que fue el que me dio la noticia: el equipo se había puesto a correr haciendo relevos para llevar el reto hasta el final. Recorrieron 411 kilómetros en tres días. La idea inicial se transformó y fue más valiosa e inspiradora.

¿Cómo valoras la importancia del equipo?

A una aventura de esta envergadura, tienes que viajar con profesionales muy cualificados y seguros de sí mismos. El equipo que me acompañó, entre ellos varios compañeros de la Universidad San Jorge, tuvo una capacidad de adaptación que pocas veces he visto en un grupo, ilusión, implicación, esfuerzo y superación.

Si hay más desafíos, que los habrá, este equipo viajará conmigo nuevamente.

» Tendremos que buscar nuevas aventuras para visibilizar causas importantes y para generar ilusión en la sociedad»

¿Qué balance haces del reto?

Emocionalmente ha sido un viaje muy especial para todos nosotros y, aunque este proyecto parece que llega a su fin, tendremos que buscar nuevas aventuras para visibilizar causas importantes y para generar ilusión en la sociedad.

Nuestro objetivo era inspirar, pero si no lo hemos conseguido, habrá más.

Imágenes: La cúpula audiovisual