La Universidad San Jorge ha celebrado una jornada que ha reunido a investigadores y profesionales para analizar los retos y oportunidades de esta disciplina en áreas como la medicina personalizada y el sector biotecnológico

La Universidad San Jorge ha celebrado esta mañana una jornada dedicada a los retos y oportunidades que ofrece la ‘Bioinformática en Aragón’. Para ello, más de quince profesionales y expertos del sector han debatido acerca de áreas en crecimiento como la medicina personalizada, las nuevas herramientas de apoyo al sector biotecnológico y la aplicación de la bioinformática en veterinaria y agroalimentación.

El evento ha comenzado con la inauguración a cargo de Laura Zaurín, decana de la Facultad de Ciencias de la Salud de la USJ, Carlos Lapuerta, gerente del Clúster AraHealth y Pedro Razquin, presidente del Clúster AraBiotech. Durante la bienvenida han destacado la importancia de estos encuentros para visibilizar la bioinformática y potenciar el valor de esta disciplina como una de las áreas con mayor proyección y crecimiento, tanto en el área de salud, como en empresas tecnológicas, cuyo ADN es la innovación.

En la primera mesa redonda se ha analizado cómo, gracias a la aplicación de la bioinformática, se puede avanzar hacia una medicina cada vez más personalizada integrando en los centros de salud equipos multidisciplinares. “Es clave incluir bioinformáticos para poner en marcha los experimentos más adecuados, buscar los biomarcadores necesarios y ayudar en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes”, afirma Rebeca Sanz, investigadora ARAID (IIS Aragón).

Posteriormente, la siguiente sesión se ha centrado en cómo la bioinformática servirá como herramienta de apoyo al sector biotecnológico. Francisco José Roig, investigador del grupo CoMBA de la USJ, ha explicado que “todavía falta interiorizar en hospitales y empresas la importancia de esta disciplina y saber explotar todo el potencial que puede ofrecer a la sociedad en cualquier ámbito de conocimiento”.

Y estos beneficios no solo se centran en el ser humano, sino que la bioinformática también es indispensable en sectores como la agroalimentación y la veterinaria. Así, los ponentes han recomendado a los alumnos del grado en Bioinformática de la USJ que tengan la mente abierta, se sigan formando a lo largo de su trayectoria profesional y apliquen su conocimiento en diferentes ámbitos donde “hay muchos retos y miles de aspectos por descubrir”, asegura Bruno Contreras, investigador del CSIC.

Para cerrar esta jornada Ángela del Pozo, presidenta de la Sociedad Española de Bioinformática y Biología Computacional, ha explicado que hay que poner en valor esta profesión «a través de la formación continua, la colaboración público-privada, la difusión de los logros a la sociedad civil y el trabajo con otros entornos científicos”.