Fabio Ferrer, alumno de último curso del grado en Arquitectura, ha realizado un trabajo en 3D y Realidad Virtual del nuevo edificio que se está construyendo en el campus de la Universidad San Jorge y que será sede de la Escuela de Arquitectura y Tecnología. El estudiante realizó el proyecto en Idom, empresa responsable del diseño del edificio, como parte de sus prácticas curriculares y extracurriculares.

Las prácticas comenzaron una semana antes del confinamiento por la covid19, se paralizaron durante la alerta sanitaria, se retomaron en julio y han durado hasta este mes. Fabio explica que hubo muchas horas de investigación y pruebas. “No se trataba de un conocimiento que yo ya tenía porque no es un área que se imparta en el grado específicamente, así que tuve que investigar”, cuenta. Por ejemplo, al inicio, contó con la ayuda de un docente del grado en Diseño y Desarrollo de Videojuegos, puesto que su proyecto quizás podría asemejarse más a un videojuego que a un trabajo puramente arquitectónico. “Probamos un motor, pero vimos que el ordenador no tenía la potencia suficiente, entonces intentamos optimizarlo para que funcionara mejor. Luego fui probando otras cosas y cuando ya las había aprendido, empezaba de nuevo para hacerlas más limpias”, recuerda.

El estudiante explica que, al tratarse de un 3D de recorrido libre, todo tenía que estar completamente revisado. “Hay que repasar cada esquina para que no haya problemas, porque no sabes por dónde se va a mover la gente. En un videojuego, por ejemplo, no tienes por qué enseñar las partes que no se van a ver en detalle. Puedes poner una imagen en lugar de un modelo y no pasa nada porque el jugador no tiene la opción de acercarse hasta allí”, declara. Sin embargo, en este proyecto esto no funciona de esta manera porque las personas, con sus gafas de Realidad Virtual, pueden moverse libremente por el edificio e ir hacia donde ellas quieran.

Fabio pudo trabajar con este nivel de detalle porque contó con un modelo de arquitectura de construcción muy potente y con muchísimos detalles como vigas, forjados, juntas, tornillos, especificaciones, etc. “A mí como arquitecto me interesaba mucho, pero, al final, el ojo solo ve los acabados y toda esa información sobrecargaba mucho el archivo, así que tuve que borrarla. Se trataba de conseguir el equilibrio entre calidad y optimización”, explica. Además, el hecho de trabajar codo con codo con los arquitectos que diseñaron el edifico y crearon ese modelo fue una gran ayuda para él. “Pude estudiar y diseccionar por completo el edificio y luego preguntarles por qué se construía de esa manera”, recuerda.

Aunque ese nivel de detalle y el proceso de prescindir de lo necesario pueda resultar difícil, el estudiante afirma que no fue lo más complicado de realizar. “Ahora mismo, este tipo de tecnología, los programas y sus usos está en constante evolución. Conforme iba haciéndolo, se iban actualizando, así que he tenido que ir rehaciendo y renovando partes”, declara. Incluso ahora, una vez terminado el proyecto, afirma sentir algo de rabia porque dice ser consciente de que “con mayor potencia se podría haber llegado a más detalle”, aunque también reconoce que hay que tener en cuenta “el alcance del proyecto y las posibilidades de cada uno” para “utilizar al máximo cada recurso”.

Además de este aprendizaje, a Fabio este proyecto le ha ayudado a implementar su planificación. “Ahora todo es multidisciplinar. Tienes que coordinarte con mucha gente, hablar, ser abierto… Hay que tener planificación, que no haya miedo a borrar y empezar de cero por depurar un trabajo… El proyecto me ha ayudado a ver otra forma de trabajar, siendo eficiente y sacrificando algunas cosas para tener en cuenta otras”, asegura.

Para él, uno de los aspectos más gratificantes de todo el proceso ha sido saber que en un corto plazo podría ver hecho realidad el modelo en el que estaba trabajando. “Todo era muy real y cercano”, resume. “En Arquitectura normalmente realizas proyectos que se alargan mucho en el tiempo y en este caso era algo muy inmediato. He podido ver cómo se iba construyendo el edificio hasta ahora que queda poco para terminar”, añade.

El estudiante asegura que su estancia de prácticas en Idom y la ayuda recibida por parte de los profesores de la USJ ha sido excepcional. Cuenta que regularmente los compañeros de Idom se ponían las gafas de Realidad Virtual para ver cómo iba y le daban su opinión y consejo. “Para mí era muy importante recibir evaluaciones externas porque cuando trabajas tanto tiempo obcecado en algo, al ojo se le pasan cosas”, manifiesta.

Fabio, mostrando su trabajo en la USJ.

Además, por parte de la USJ también destaca la predisposición de todos los profesores, incluso de otros grados diferentes al de Arquitectura, y la posibilidad de usar los medios de la universidad. “Los recursos de la USJ son muy potentes y creo que algunos alumnos lo desconocen… La cantidad de medios que puedes pedir y la facilidad para conseguirlos es muy grande. Por ejemplo, yo he llegado a preguntar sobre algo y me han puesto en contacto con algún profesor especializado o me han dicho << si hace falta llamamos a tal persona>>”, cuenta.

Aunque este proyecto ha supuesto un gran reto y satisfacción, Fabio tiene claro el camino que quiere tomar ahora que está a un paso de graduarse. “Este mundo del 3D y la Realidad Virtual me entusiasma; investigar y averiguar cómo puedo sacar adelante un proyecto, también, pero mi sueño siempre ha sido construir y diseñar”, asegura. “Quizás lo que me haría ilusión sería que alguien en un futuro hiciera un proyecto como este, pero con un edificio mío”, concluye.