Carles Martínez, cofundador de Industria Musical, impartió ayer en el máster en Marketing y Comunicación Corporativa una sesión sobre marketing, community management y social media en las industrias culturales.

¿Cuáles son las características principales de la industria musical actualmente?

Todo es muy volátil en esta industria. Antes comprábamos un CD y podíamos escucharlo casi todo un año sin quemarlo porque el consumidor tenía otros inputs. Ahora, debido a la escucha vía streaming, todo ha cambiado. La ventaja es que el consumidor puede elegir cualquier canción en cualquier segundo, pero, al mismo tiempo, vender el producto se han vuelto más complicado porque compites tanto con el chico de la ciudad de al lado como con alguien que está en Miami y que jamás te vas a cruzar. Además, los oyentes cada vez consumen más rápido. Son casi incapaces de escuchar un álbum de 12 temas.

¿Cómo ha afectado esto a la manera de comunicar en el ámbito musical?

Antes tenías mucho más tiempo y menos presión. Ahora tienes que generar mucho contenido, adaptarte a lo que ocurre en el entorno de la comunicación y, sobre todo, no estar en silencio porque la gente se dispersa rápido, conoce a otro artista y se va. Hay que intentar fidelizar. Para ello, en lugar de comunicar mucha cantidad durante poco tiempo, es mejor tener menor cantidad, pero constante, para que durante todo el año tengas algo que decir. La clave es la constancia y la adaptación a los tiempos de ahora.

Entonces, ¿las plataformas de escucha en streaming son buenas o malas para la industria musical?

Son muy buenas para el consumidor. Para el artista, en cierta manera, también, porque los cantantes son más globales que antes. Por ejemplo, Danny Ocean graba en su habitación de Venezuela el tema “Me Rehusó” y de repente tiene 800 millones de escuchas y lo conoce todo el mundo. La parte mala es que la competencia se ha multiplicado. Los músicos antes competían con otros artistas, pero ahora lo hacen con instagramers, eSports, plataformas como Netflix, etc. El consumidor tiene muchos más contenidos, pero su dinero es el mismo, así que hay que conseguir que te elija a ti.

¿Hacia dónde va la industria musical?

La música tiene un futuro espectacular. Hemos pasado 15 años muy malos en los que la industria global ha pasado de facturar 60 mil millones de dólares a 40 o 38 mil millones, sobre todo por la caída de la música grabada cuando entró Internet. Pero el streaming va a generar dinero – de hecho, ya lo está haciendo -. Los artistas están teniendo muy buenas liquidaciones, el directo sigue creciendo año a año y la música grabada vendrá con una ola de dinero muy buena.

¿Cómo consumiremos música en el futuro?

El streaming va a quedarse por mucho tiempo. Aunque ha cambiado todo muy rápido en los últimos años, ahora tenemos la sensación de que no parece que haya nada más allá del streaming. Lo que cambiará será el formato, no la manera de consumir. Los singles antes duraban tres minutos y medio aproximadamente. Sin embargo, como el consumo ahora es más rápido y todo está más acelerado, las canciones que se dirigen a personas más jóvenes empiezan a durar dos minutos y medio. Eso muy poco, pero es que, si les das una canción de un minuto más, es demasiado para ellos. Cambiará la composición, las estructuras musicales y el modo de venderlos.

¿Cuál es la clave de la comunicación de los festivales de música?