Paula Terreu, egresada de Enfermería y del máster en Enfermería de Urgencias, Emergencias y Críticos, ha creado My Child, una aplicación de urgencias pediátricas para ayudar a actuar ante una emergencia a todas aquellas personas que tengan a su cargo a niños.

¿Qué pueden encontrar los usuarios en la aplicación?

La aplicación surgió a raíz de mi Trabajo Fin de Máster, así que, durante la fase de estudio, detecté las ocho patologías cuya intervención desde el primer momento es vital para la supervivencia del niño. Son ocho: atragantamiento, ahogamiento, ataque epiléptico, hipotermia, quemaduras, intoxicación, traumatismos graves y parada cardiaca. Así que desarrollé protocolos de actuación sobre ellas.

¿Cómo funcionan las explicaciones de cada patología?

Al elegir una de ellas, primero tienes botones directos para llamar a los números de emergencia. Después, un cronómetro para contabilizar el tiempo que llevas actuando sobre el niño, ya que para nosotros es muy importante saberlo y, en una situación así, pierdes la noción del tiempo. Puedes pensar que llevas actuando dos minutos cuando realmente llevas media hora, o viceversa. Y, finalmente, encuentras dos protocolos: uno para menores y otro para mayores de dos años, ya que las técnicas, por ejemplo, para el atragantamiento o para los ataques epilépticos, son diferentes según la edad. Estas instrucciones, además, están tanto en audio, como escritas y con dibujos ilustrativos.

¿Cuál es el objetivo de la aplicación?

El objetivo es ganar ese tiempo que pasa entre que ocurre una emergencia y llegan los servicios sanitarios. En enfermería, los primeros momentos son vitales. No es lo mismo empezar a actuar desde el primer minuto que una hora más tarde, y, a veces, depende de dónde te encuentres, la asistencia tardará en llegar, así que la aplicación busca que ese tiempo de espera no se pierda.

También impartes talleres solidarios. ¿En qué consisten?

Sí, de la mano de asociaciones, imparto talleres para familias y para los propios niños. Por ejemplo, he hecho, junto con la Asociación de Prematuros de Aragón, un taller sobre urgencias pediátricas para padres y otro infantil para los niños. Cobro una entrada y el dinero recaudado va para la asociación, que son quienes, además, me ceden el espacio para impartir las formaciones.

¿Qué feedback estás teniendo?

La verdad es que muy bueno. Voy por las 300 descargas y las familias me transmiten que la consideran una aplicación útil. Y es que, aunque existen otras para urgencias pediátricas extra-hospitalarias, están dirigidas a la enfermería y son avanzadas (sirven para calcular dosis, pesos, etc.). Pero no había nada dirigido a los cuidadores sin formación sanitaria.

¿Qué te ha aportado el proyecto?

Actualmente trabajo en Quirón, pero, hasta hace un mes, he estado compaginando este puesto con otro en la UCI pediátrica. Tanto este proyecto como mi paso por pediatría me ha hecho descubrir la necesidad de dedicarme al 100% a los niños. Yo al principio no quería, pero una de mis supervisoras me metió durante un mes y me enamoré del servicio.

¿Qué fue lo que te gustó tanto?

El niño y su familia son pacientes tan agradecidos que sentía la necesidad de cuidar a esos niños que están con un gotero, muy malitos, y aun así siguen siendo niños que quiere jugar y tener una vida normal… Esa inocencia, ver que tienen toda la vida por delante, que realmente mi trabajo sirve. Todo eso me llena muchísimo y me resulta muy gratificante porque empatizo mucho más con ellos. Y creo que es muy importante llegar a un servicio que te llene, que te guste, porque así trabajas mejor, el paciente lo recibe mejor y la familia, también.

¿Cómo recuerdas tu paso por la USJ?

En todo momento vi que no fui un número, que fui alumna y que tuve la ayuda de los profesores. Siempre que yo pedía una tutoría, se me concertaba. Fue muy personal la relación con los docentes. En las prácticas también disfruté muchísimo y una de las mejores experiencias fue mi Erasmus en Laponia.